Desde que los alemanes Gottlieb Daimler y Wilhelm
Maybach construyeron en 1885 la primera moto, muchas han sido las marcas que han surgido en el mercado.
La motocicleta que Daimler y Maybach crearon era básicamente una bicicleta con motor que bautizaron como Reitwagen (el coche que se monta) siendo el primer vehículo que funcionaba con petróleo. Era una moto
con cuadro y cuatro ruedas de madera y motor de combustión interna. Su
velocidad era de 18 km/h y el motor desarrollaba 0,5 caballos.
Se ponía la primera piedra para lo que tiempo después sería un gran mercado, donde actualmente encontramos multitud de variedades y estilos: desde las custom más tranquilas y ruteras, pasando por las prácticas naked, las incombustibles motos de trial, las de cross, competición...
Desde que en Youtube.com se amplió el tiempo de reproducción de los videos, podemos encontrar multitud de programas, documentales y reportajes sobre motos y coches. Para esta ocasión, recopilamos unos cuantos reportajes sobre algunas de las marcas más importantes de la historia, que os harán disfrutar un buen rato.
“Si muero mañana habré vivido 28 años
maravillosos”
Probablemente, si este personaje
hubiese sido norteamericano o inglés, ocuparía en la historia uno de los
peldaños más altos, en lo que a mitos se refiere y existirían numerosas biografías
y films sobre su vida.
Alfonso de Portago, VIII Marqués
de Portago, fue un Gentleman driver
de los años 50. El primer piloto español en pilotar para la Scuderia Ferrari y primer piloto español
en participar en una carrera de Fórmula 1, en aquella época en la que los
deportes de motor eran solo para los valientes y para temerarios.
El Marquesado de Portago, creado
por el rey Felipe V el 13 de octubre de 1744, es un linaje nobiliario español
heredado por Alfonso Antonio Vicente
Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, popularmente
conocido como el Marqués de Portago, probablemente el más glamuroso y conocido
de los marqueses de Portago. Fon, como era conocido en su círculo de amigos,
era descendiente directo del conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca y
descubridor de la Florida. Alfonso era nieto de Vicente Cabeza de Vaca y
Fernández de Córdoba, ministro de Instrucción Pública y alcalde de Madrid.
Fon era muy cercano de otro
ilustre automovilista español, el rey Alfonso XIII, del que heredó el nombre
debido a la amistad que le unía a su padre con él. El rey a su vez era padrino
de bautismo de Fon, el cual tenía una gran amistad con Don Juan de Borbón,
heredero del trono español.
SU VIDA
Alfonso de Portago (Londres 11 de
octubre de 1928, Guidizzolo 12 de mayo de 1957) destacó desde muy joven en casi
todos los deportes que practicó, desde la natación a la hípica, el boxeo o el
polo, pasando por el Bobsleigh,
deporte en el que fue pionero en nuestro país y en el que hasta el momento no
ha existido ningún deportista más, a excepción de Ander Mirambell, que
participa en Skeleton, variedad
similar a este deporte.
Su carácter de aristócrata
millonario, seductor de mujeres, amante del riesgo y personalidad rebelde, le
otorgaron la etiqueta de “Gentleman driver”, que era como se conocía a los
pilotos por aquella época en la que la gran mayoría de ellos eran millonarios
seductores, procedentes de las altas esferas de la sociedad.
El caso de Portago es bastante
parecido al de otros pioneros del deporte del motor de principios del siglo XX.
Fon, empezó destacando en la hípica, participando en dos ocasiones en el Gran
National inglés, aunque debido a sus problemas de peso, por causa de la buena
vida –por estar casado, según él-, le hicieron abandonar la disciplina para
probar en el automovilismo, deporte en el que por aquella época, le permitía
seguir con su peculiar estilo de vida aristocrático y sin las privaciones que
un deporte más físico como la hípica.
Su carrera empieza al conocer al
periodista Edmund Nelson, con el que años después morirá a bordo de un Ferrari
en las Mille Miglia italiana. Nelson, que por aquella época trataba de
organizar carreras de Midget(pequeños automóviles de competición) en Francia, fue quien le introdujo en el mundo del
automovilismo, junto con el importador de Ferrari en USA, Luigi Chinetti, a
quien conoció en el salón del automóvil de Nueva York, y quien le propuso
participar en la Carrera Panamericana de 1953 y para el que corrió con un
Ferrari Sport 3 litros en los 1000 km de Argentina en 1954, donde acabó
segundo, junto a Harry Shell (que conduciría la mayor parte del tiempo).
Portago tenía residencia en Nueva York y París, motivo por el cual,
probablemente, conoció a ambos.
Tras las citadas carreras de la
Panamericana y los 1000 km de Argentina, Fon, que rápidamente progresó en el
mundo del automovilismo, participó en numerosas carreras, con Ferrari, Maserati
y Osca entre otros, consiguiendo la victoria en Metz (1954), en el Bahama
Trophy de la Nassau Speed Week (1954), Governor’s Cup, igualmente en la Nassau
Speed Week (1955), el Gran Premio de Oporto (1956), el Tour de France (1956),
la Coupe Salon de Monthlery (1956) y el Gran Premio de Roma (1956), además de
un segundo puesto en el GP de Inglaterra, en Silverstone (1956) y un inmerecido
tercer puesto en el GP de Cuba (1957), donde tras liderar la carrera, hasta las
últimas vueltas, un problema mecánico le apartó de la victoria final.
SU ÚLTIMO BESO
Alfonso era conocido por el
estilo de vida que llevaba, su chaqueta de cuero y su barba de tres días. La
temeridad de la que hacía gala se materializa en una entrevista de radio en la
que pronuncia la que quizás sea su frase más conocida “Si muero mañana habré vivido 28 años
maravillosos”,
pronunciada tiempo antes de su accidente mortal en Guidizzolo, mientras corría
en las Mille Miglia del 57.
El Marqués de Portago, tras
fichar en 1955 por la Scuderia Ferrari, siendo el primer español en hacerlo
(años después le sucederán Fernando Alonso como piloto y Marc Gené como piloto
de pruebas), aceptó participar en las Mille Miglia, siendo consciente de que su
puesto estaba pendiente de un hilo, ya que el exigente Enzo Ferrari quería
únicamente pilotos ganadores en sus filas, y sus últimos resultados en fórmula
1, no eran del todo los esperados, con tres retiradas en Francia, Alemania e
Italia y un segundo puesto en Silverstone en 1956 y un quinto en Argentina en
1957.
En un telegrama enviado el 8 de
mayo (cuatro días antes de su muerte) comenta que “En Ferrari me fuerzan a
correr las Mille Miglia, primero me dijeron que tenía que hacerlo con un Gran
Turismo pero después de mi primera vuelta de entrenamiento me dijeron que tenía
que hacerlo con el 3800 sport y hoy me han anunciado que Taruffi y yo tenemos
los nuevos 4000 cc, que mierda pero pienso ir en plan Turismo, ni siquiera Gran
Turismo”. Quizá como premonición
de lo que estaba por venir.
En la XXIV edición de las Mille Miglia de aquel año, se conmemoraba el
treinta aniversario del inicio de la competición, que tenía un recorrido de
1700 kilometros con principio en Brescia, bajando hacia el sur por el
Adriático, para atravesar Roma y subir por los Apeninos, para finalizar de
nuevo en Brescia.
El marqués, a su paso por Roma, cometió la frialdad de detener el coche
cuando vio a Linda Christian, su amante por
aquel entonces, aparecer entre la multitud haciéndole una seña con la mano.
Cuando Linda llegó a su lado, la besó mientras murmuraba algo a su oído.
Esto le supuso la pérdida de unos valiosos segundos. Linda le dijo adiós con la
mano viendo a Fon enfilar la carretera hacia Guidizzollo. ¿Quizá fue una
premonición de Fon? Fue su último beso.
En Guidizzollo, emplazado en el valle del Po, a escasos kilómetros de
la meta de Brescia, la carretera se estrechaba atravesando el pueblo. Los
alrededores de este estaban repletos de gente ansiosa por ver los bólidos
trazar por las angostas carreteras de la población. Fon había detectado en el
último control de tiempo una avería en una de sus ruedas, pero decide no
cambiarlas para evitar la pérdida de tiempo y no perder el tercer puesto
provisional que ostenta en ese momento.
Al llegar a Guidizzollo, el coche comienza a zigzaguear, chocando con
un bordillo a más de 230km/h y saliendo despedido hacia la multitud que se
apelotonaba en el lateral.
Diez personas mueren en el accidente, junto a Fon y su copiloto, su
gran amigo Edmund Nelson, además de un gran número de heridos. La repercusión
mediática del accidente de Portago consiguió acabar con las carreras en ruta y
no sería hasta finales de siglo, en la que las Mille Miglia serían recuperadas
como carreras de clásicos, con un carácter menos competitivo.
Reportaje de "Informe Robinson" sobre la vida de Fon: